Hay muebles que, sin saber por qué, nos llegan al alma desde el primer momento. La mesita sobre la que va a girar este post es un ejemplo de ello. Desde que la vimos por primera vez, notamos una sintonía especial que se fue acrecentando conforme íbamos desarrollando su proceso de restauración.
El paso del tiempo había dejado su huella en esta pieza, que mostraba desgastes en sus chapas de madera y su barniz había tomado distintos tonos como consecuencia de los años. Por eso, lo primero que hicimos en Ecodiverso fue limpiar y lijar todas sus superficies, las pintamos en gris oscuro primero y, posteriormente, en blanco. Y, una vez seca la pintura, lijamos las partes donde queríamos que apareciera la capa de color verde inferior, consiguiendo un efecto decapado en dos tonalidades distintas.
A día de hoy, esta mesita luce agradecida en casa de sus dueños, que decidieron darle una segunda oportunidad y apostaron por ella. Sin duda, un mueble único rescatado del olvido por quienes nunca olvidan que una vida es más única si te rodeas de personas y piezas únicas.
Una monada que ya forma parte de su nuevo escenario.