El virus de la leucemia felina está ampliamente extendido entre los gatos de todo el mundo y en los ejemplares infectados persistentemente por él origina una grave depresión del sistema inmunitario. El retraso del crecimiento y el cáncer son dos de las muchas alteraciones causadas por este virus, que es incurable y puede provocar la muerte. La vacunación previene la infección persistente y la enfermedad.
Es un virus presente en todo el mundo. Cualquier gato puede ser infectado por el virus, pero el riesgo de infección varía muchísimo dependiendo de la edad, los hábitos, el estado de salud general y el entorno en el que vive. El virus no infecta a otros animales domésticos ni a las personas.
El FeLV puede transmitirse por el acicalamiento mutuo o a través de heridas causadas por mordeduras. El virus está presente en los líquidos corporales, especialmente en la saliva, en la orina y las heces. El virus no sobrevive fuera del cuerpo del gato, de modo que suele ser imprescindible un estrecho contacto entre el animal infectado y el sano para su transmisión.
El virus también puede ser transmitido por la madre a los gatitos durante la gestación y, después de nacer, a través de su leche.
Una vez el animal ha resultado infectado, el virus se multiplica en el torrente sanguíneo. Durante esta fase inicial el gato puede vencer la infección y acabar con el virus, incluso sin manifestar síntoma alguno. Sin embargo, en algunos gatos el sistema inmunitario no puede erradicar el virus, y estos animales quedan infectados persistentemente durante el resto de la vida. Enferman y acaban muriendo meses o años después de sufrir la infección inicial.
La infección persistente por el FeLV puede propiciar la aparición de un gran numero de enfermedades y alteraciones crónicas. Las más habituales se describen a continuación.
El cáncer afecta en torno al 15% de los gatos infectados y puede ser de los tipos siguientes:
Diagnóstico clínico.
Los síntomas son siempre demasiado inespecíficos como para emitir un diagnóstico con certeza, sobre todo durante los primeros meses.Pruebas diagnósticas.
El veterinario realiza habitualmente una prueba ELISA en el laboratorio de la clínica.No existe ningún medicamento que pueda eliminar el virus de la leucemia felina o que pueda curar las enfermedades que provoca; de hecho, únicamente puede aplicarse un tratamiento de soporte. A pesar de ello, ese tratamiento puede hacer que el gato mantenga una calidad de vida aceptable durante muchos meses o años.
Soporte general.
A menudo se precisan largos ciclos de antibióticos para erradicar las infecciones oportunistas.
Tumores.
La quimioterapia ha demostrado cierto éxito en el control de algunos tumores relacionados con el FeLV, aunque durante un tiempo limitado.
Los gatos infectados o sospechosos de estarlo por el virus de la leucemia felina no deben criar y suponen un riesgo para los demás gatos porque pueden diseminar el virus. Esto puede suponer un problema si el animal infectado convive con otros gatos sanos o sale a pasear al exterior.
La vacunación puede evitar la infección persistente y consecuentemente la enfermedad. La vacuna contra el virus de la leucemia felina puede estar incluida en la vacunación general, o bien se puede ofrecer como un complemento de ésta. Por tanto, hable detenidamente con el veterinario sobre sus necesidades.
El veterinario le aconsejará sobre el programa de vacunación más adecuado para su gatito o su gato.
La vacunación no servirá de nada si su gato esta infectado ya. De ahí la importancia de comprobar que no este infectado por el virus de la leucemia antes de vacunarlo. Escoja un gatito de una gata que sepa que no esta infectada por el virus, si no esta seguro, o si quiere adoptar un adulto, el veterinario puede recomendarle hacer un análisis de sangre.